Como Abel. De vuelta a Abel.Queda cariñosamente invitado de forma particular a ofrecer a Dios lo mejor:
Los mejores momentos de su vida
Los mayores esfuerzos
Las mas intensas y maravillosas emociones
Las mas esperanzadas situaciones difíciles
Desde lo mas profundo de su interior;
sinceramente,
humildemente,
discretamente. Pruebe hacerlo.
No importa su enfoque espiritual.